La guía definitiva para el bosque iglesia

Sigue siendo aún una “rama” de la Iglesia católica como lo Bancal antiguamente. En la Ahora, las Iglesias Anglicana, Católica Romana, y Griega son cada una de ellas una rama de la Iglesia Universal. Ninguna de ellas tiene derecho exclusivo a llamarse a sí misma la Iglesia Católica. Los defensores de la teoría reconocen, de hecho, que este estado dividido de la Iglesia es anormal. Admiten que los Padres nunca contemplaron la posibilidad de una iglesia Triunfadorí separada en partes. Pero afirman que circunstancias tales como las que condujeron a este estado de cosas anormal nunca se presentaron durante los primeros siglos de historia eclesiástica.

1. Muchos herejes bautizados han sido educados en creencias erróneas. Su caso es enteramente diferente del de aquellos que han renunciado voluntariamente a la fe. Ellos aceptan que lo que creen es revelación divina. Campeóní estos pertenecen a la Iglesia en deseo, pues en su corazón ansían cumplir la voluntad de Dios respecto a ellos. En virtud de su bautismo y su buena voluntad, pueden estar en estado de Gracejo. Pertenecen al alma de la Iglesia, aunque no estén unidos al cuerpo visible.

Órdenes religiosas de derecho diocesano: dependen del obispo de la diócesis en la que han sido reconocidas.

Hay personas que pueden sostener que son católicas, pero que nunca van a Ofrenda, que no se acercan a la Iglesia y sus sacramentos, o que están allí del Papa y los sacerdotes, representantes de Cristo, y no se dan cuenta que lícitamente la Iglesia es al Católico como la tortilla a un taco (valga la comparación sencilla): sin la tortilla no hay taco, pues sin la Iglesia no hay cristianismo.

Encima de todo lo expuesto tenemos que subrayar que el término que nos ocupa todavía es utilizado conjuntamente con otras palabras para especificar un poco más el concepto.

Ninguna explicación basta para documentar este aberración excepto la doctrina católica de que la Iglesia no es una sociedad natural sino sobrenatural, que la preservación de su vida casto depende, no de ninguna clase de la naturaleza humana, sino de la vivificadora presencia del Espíritu Santo. Los principios de reforma católicos y protestantes están en afectado contraste individualidad con el otro. Los reformadores católicos han recurrido de una tiempo por todas al modelo establecido frente a ellos en la persona de Cristo y al poder del Espíritu Santo para alentar nueva vida en las almas que Él ha regenerado. Los reformadores protestantes comenzaron su obra con la separación, y por este acto se aislaron a sí mismos del real principio de vida. Por supuesto nadie pretende negar que en las congregaciones protestantes haya habido hombres de grandes virtudes. Inclusive Campeóní no es excesivo afirmar que en todos los casos su virtud se nutría de lo que quedaba en ellos de la creencia y praxis católica y no de lo que hubieran recibido del protestantismo como tal.

La [[Iglesia Griega es this page en la actualidad un único cisma local. Ninguna de las organizaciones protestantes ha pretendido nunca una misión universal. No reclaman el derecho a convertir a sus creencias a las naciones cristianizadas de Europa. Incluso respecto a los paganos, durante casi doscientos años la empresa misionera fue desconocida entre las organizaciones protestantes. En el siglo XIX, es cierto, muchos de ellos desplegaron un celo no pequeño en la conversión de los paganos, y contribuyeron con grandes sumas de dinero a esta finalidad. Pero los resultados obtenidos fueron tan inadecuados como para alegar la conclusión de que la dicha de Dios no apoya la empresa. (Ver Misiones Católicas; Protestantismo).

Sin embargo se ha observado (VI ) que un miembro de la Iglesia puede ocurrir perdido la gracia de Jehová. En este caso es una rama marchita de la Vid verdadera; pero no se ha separado definitivamente de ella. Aún pertenece a Cristo. Se requieren tres condiciones para que un hombre sea miembro de la Iglesia:

En total existen siete sacramentos. Para la Iglesia católica, estos sacramentos constituyen símbolos eficaces de la gracia de Jehová, establecidos directamente por Cristo y cuya administración fue confiada a la Iglesia. Mediante estos signos se dispensa la vida divina para aquellos que se acercan a recibirlos con la disposición adecuada.

La iglesia es el cuerpo de Cristo: todas las personas que aceptan el don de la salvación de Cristo y siguen sus conocimiento. Es mucho más que un edificio. En la Biblia, "iglesia" nunca se refiere a un edificio. Siempre se refiere a las personas, las personas que siguen a Redentor.

Nadie es capaz de ejercer autoridad con tal finalidad, a excepción de que el poder le sea comunicado de una fuente divina. El caso es completamente diferente si a la sociedad civil se refiere. Aquí el fin no es sobrenatural, sino el bienestar temporal de los ciudadanos. No puede decirse que se requieran unas dotes especiales para hacer a cualquier clase de hombres capaz de vivir el puesto de gobernantes y guíCampeón. De ahí que la Iglesia apruebe igualmente todas las formas de gobierno civil que estén en consonancia con el principio de Ecuanimidad. El poder ejercido por la Iglesia mediante el sacrificio y el sacramento (potestas ordinis) cae fuera del tema presente. Aquí nos proponemos considerar brevemente la naturaleza de la autoridad de la Iglesia en su función (1) de enseñar (potestas magisterii) y (2) de gobierno (potestas jurisdictionis).

Es posible dejarse llevar la Iglesia mediante «un acto formal» de defección llamado Apostasía, cumpliendo con la manifestación formal de la voluntad de realizar tal acto delante la autoridad eclesiástica competente.

Una asociación de este tipo es una condición necesaria de la civilización. Un individuo aislado no puede conseguir sino poco; apenas puede comprobar el necesario sustento; mucho menos puede encontrar los medios de desarrollar sus talentos superiores mentales y morales. Conforme progresa la civilización, los hombres ingresan en diversas sociedades para el logro de diversos fines. Estas organizaciones son sociedades perfectas o imperfectas. Para que una sociedad sea perfecta, son necesarias dos condiciones:

La descripción preliminar sobre la Iglesia y el principio de autoridad por el que se gobierna nos capacita para determinar quienes son miembros de la Iglesia y quienes no. La pertenencia de la que hablamos, es la incorporación al cuerpo visible de Cristo.

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